martes, 27 de septiembre de 2011

Cuentos Gastronomicos: Y todo parecia estar listo...

Y  todo parecía listo…

Este era el día, la primer Chingana que Don Bernardo ofrecía desde aquel día 18. Había prestado atención a cada detalle,  participó incluso en la selección de frutos para la chicha, el se encargó de tenerla en el punto exacto de fermentación y lista para cuando llegaran los invitados.

Un día antes ayudo a preparar el Pino para las empanadas, su receta era la más famosa de la región y no quería sorpresas. Claro que Don Bernardo no iba a revelar todos sus secretos tan pronto, justo cuando nadie lo veía se acercó a la mezcla para la masa de las empanadas y agregó un poco de vino blanco.
Una vez listo lo anterior se puso a trabajar en lo más importante, “el asado”.  No tenía idea del problema que le esperaba, pero ya regresaremos a eso…

No solo la comida le preocupaba, había que tener listo todo el ambiente, había puesto puntales de madera para sostener los ramajes y tejidos de hierbas, y claro en la cúspide flameaba la bandera chilena.
Pasó días consiguiendo cantoras de su agrado y  alguien que acompañara todo con guitarra o vigüela. La gente merecía estar contenta y que mejor que bailar Cuecas toda la noche, además había preparado un duelo de payas en el que participaría su gran amigo don Javier.

Y  entonces el día había llegado, el horno de piedra estaba lleno de empanadas, la chicha lista para servirse y los asadores estaban preparándose. Tenía a 4 hombres dedicados únicamente a preparar las brasas para el asado. Había pedido 500 Kg. de Chancho y 500 de Vacuno, además de lo necesario para 1000 choripanes.
Los invitados no paraban de llegar, la chicha no paraba de servirse, las empanadas salían calientes del horno y el chancho estaba en la parrilla.

Todo iba saliendo perfecto, la gente no paraba de bailar y cantar, la comida era todo un éxito, todos sabían que aquellas empanadas eran diferentes a las que habían probado pero ninguno pudo descubrir el porqué, claro que usted y yo ya lo sabemos.

Don Bernardo estaba feliz, su Changana pintaba para ser la mejor… “¡Gregorio! –Grito Don Bernardo- Prepara cubiertos, el asado está listo.

Mientras tanto la Cueca llenaba todo el lugar. Don Javier fue a saludar a su amigo Bernardo, estaba listo para el esperado duelo de payas, “Hola Bernardo, te felicito por todo, estoy seguro que recordaremos este día por mucho tiempo. Dime, ¿quien es el valiente?”. “No lo conozco – dijo Don Bernardo- Pero he escuchado que es muy bueno, la gente le dice “El Mulato Taguada” Ya veremos si es verdad.

Don Bernardo se dio cuenta que algo pasaba por la mesa del asado y fue de inmediato a ver cuál era el problema. “¿qué pasa Gregorio?” – Don Bernardo se acabaron los cubiertos, hay mucha gente y no tenemos tantos. Don Bernardo era un hombre muy seguro pero en ese momento sintió un frio que le recorría el cuerpo, todo iba tan bien, a lo lejos se escuchaba el inicio del duelo de payas y la gente diciendo maravillas de la comida, pero a Don Bernardo no parecía ocurrírsele una solución.

Ya te dije que no Matías, cállate- Dijo Gregorio a el hombre encargado del asado. ¿Qué pasa? – Dijo Don Bernardo.  Nada, este con sus ideas raras.

Mi señor – Dijo Matías- Hace poco estaba allá en el norte, con mi familia, estábamos comiendo chancho pero no teníamos donde ponerlo, a mi primo se le ocurrió algo muy simple, cortamos trozos de carne y los puso en un palo de metal. Para no quemarse lo ensartó en un corcho  y lo puso directo sobre la parrilla. Yo he visto que usted tiene muchos palos de metal, nos pueden servir.

Don Bernardo no iba a dejar que nada arruinara el Día… Gregorio – Dijo Don Bernardo- Anda por los palos, sirve el resto del asado como dice Matías…

La Chingana de Don Bernardo es recordada desde hace muchos años, dicen que duró más de tres días. Hoy día son muy similares, comemos Empanadas, Asado, Choripanes, tomamos Chicha y claro no pueden faltar los “ANTICUCHOS”.


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